lunes, 22 de mayo de 2017

PARTES SIN EL TODO

Nuestros cuerpos tienen partes, y esas partes juntas forman un todo. Un todo material y palpable, un vehículo con el que andamos con mejor o peor fortuna por el mundo.

En el caso de que la extrema necesidad empuje y las circunstancias para sobrevivir lo exijan muchas mujeres y niñas se han visto obligadas desde antiguo a vender todo su cuerpo. En estos momentos también vende partes de su cuerpo: su útero
Nuevamente son mujeres. Mujeres cosificadas y reducidas a sus partes; partes, que serán convenientemente explotadas para extraer el máximo beneficio que se pueda extraer de ellas.
Bajo la falsa ilusión de la libertad, bajo una ilusión de control y de decisión, de disposición sobre el todo y sobre las partes se somete a las mujeres constantemente.
Se pretende que firmen un contrato como garantía, pero solo es garantía de negocio.
El supuesto altruismo, que preside estas relaciones de alquiler y pago por los servicios de incubación de un ser humano, se dan en tan pocas ocasiones que causarían risa como justificación del negocio, sino fuera porque hablamos de explotación.


Son las mujeres pobres, con pocas posibilidades de salir de la pobreza las que firman estos contratos mercantiles donde el que gana es el intermediario. Porque admitir la regulación de esta practica supone dejar el campo libre para la proliferación de iniciativas que contacten a los que demandan bebes con aquellas que pueden gestarlos, incluso a través de “ferias” como la que se celebraba en Madrid en mayo, declarando al bebé como un mero artículo que puede ser devuelto si presenta defectos (algo que en la práctica de otros países recogen los contratos entre las partes).

Durante muchos años a nuestro alrededor han existido parejas y personas individuales que por diversas circunstancias deseaban hijos sin poder tenerlos, y han resuelto multitud de trabas administrativas, legales e incluso económicas para acceder a la adopción; una adopción, que dotaba de un hogar a niños y niñas que lo necesitaban. Porque con la adopción lo que se pretende es garantizar el bienestar y los derechos de los niños y las niñas, con el alquiler de vientres lo que se intenta es satisfacer el deseo de consumo rápido creado  por el capitalismo brutal que nos quiere imponer un modelo mas de explotación disfrazándolo de derecho ineludible.
Por ello nuestra propuesta pasa por estudiar y mejorar los procesos de adopción que ayuden a garantiza la dimensión humana de un proceso que aúne derechos y deseos de padres, madres e hijos e hijas y que no suponga la compra-venta de seres humanos.
Porque no solo son hijos e hijas los que tienen tu código genético.

Para más información:
RED ESTATAL CONTRA EL ALQUILER DE VIENTRES

Campaña NO SOMOS VASIJAS

sábado, 18 de marzo de 2017

Todos menos yo

De un tiempo a esta parte cada vez que encaramos un problema, un escándalo o una discusión surge el tan recurrente “todos los políticos son iguales” y “se lo vienen a llevar crudo”.

Pues amigos y amigas siento tener que comunicar que los políticos y políticas son un reflejo de nuestra sociedad, son un reflejo de nosotros y nosotras, de nuestras carencias y nuestras desidias, de nuestras virtudes y nuestros anhelos, son un reflejo bastante fiel de todo lo que vivimos en el día a día.
Porque si votamos a una determinada lista y programa estamos confirmando sus propuestas y a los que las van a defender en las instituciones.
Si nos abstenemos y nos quedamos en casa, estamos impregnando con nuestra desidia la actividad de las instituciones, estamos dejando claro lo que nos importa la democracia, la transparencia y la rendición de cuentas. Poco o nada.
Estamos dejando en manos de otros los presupuestos, la educación, la sanidad, los recortes y la representación paritaria.

¿Y porque ando hablando de la moral colectiva con la que está cayendo?
Los medios nos han machacado con la noticia de la despedida de un funcionario (que se jubilaba para unos y que se trasladaba para otros) en la sede del ayuntamiento del Alcalá organizada por sus compañeros de despacho, con bebida, comida y amenizada (como no podía ser de otra manera) por una stripper.
Los colegas y compañeros pensaron que solo se puede despedir a un hombre por todo lo alto, si una mujer desnuda baila para ellos y encima hacerlo a bajo coste utilizando las dependencias municipales.
¡Negocio redondo tías, bebida, comida y a bajo coste!

Tenemos en tan alto valor nuestra moral y nuestras costumbres individuales que no nos paramos a repensar lo que significa utilizar las dependencias oficiales para fines privados en horario laboral y con el agravante de elevar a la categoría de regalo un espectáculo bochornoso que utiliza el cuerpo de la mujer como una cosa comprada y pagada para su inmediato consumo.
El jubilado, sus acompañantes, los trabajadores que se unieron al homenaje, (todo muy presuntamente, hasta que acabe la investigación) no se plantearon en ningún momento que lo que hacían no era correcto, no dudaron, no pensaron, no tuvieron un resquicio por el que se colara que utilizar las dependencias, la excusa del homenaje y el regalo humano pudieran no atenerse a lo correcto, pudieran ser objeto de crítica o pudieran incurrir en delito. Todos y cada uno de los que hemos visto el vídeo, somos también responsables de esa laxitud cívica y moral que nos hace ver la falta en los demás pero nos impide pararnos a pensar y reconocer como algo propio toda esa infantilidad y falta de compromiso que preside las relaciones laborales, sociales, políticas y por supuesto humanas que cosifica y reduce a las mujeres a meros objetos complacientes, pero que hace de los hombres una jauría al grito de “que se quite la blusa y nos enseñe las tetas”.


No seremos conscientes de nuestros actos individuales y colectivos, hasta que no veamos claro que somos totalmente responsables de poner en ciertas manos por acción u omisión algo tan “pequeño” como el gobierno del país