viernes, 25 de enero de 2013

Dame una oposición y llámame popular


Desde el Presidente del Gobierno Español a la Secretaria del PP, pasando por diversos ministros y ministras, subsecretarios y aduladores de medio pelo, todos se ufanan por incluir en su currículum y en sitio bien visible su “ganada oposición a la administración pública”; bien sea como abogados del estado (caso de Dolores Cospedal, Arias Cañete y Soraya Sáenz de Santamaría  por ejemplo), bien sea como técnicos Superiores de la administración municipal, regional o nacional (Ignacio González, Alberto Núñez Feijoo y la duquesa de Murillo, Esperanza Aguirre) respectivamente.

El caso es que todos y cada uno de ellos, marcan con rotulador fluorescente verde pistacho que sus notas se encontraban entre las primeras de la lista cuando aprobaron su bien ganada oposición.

Y aquí viene la duda: ¿si lo primero en su carrera profesional fue asegurarse un sitio en la “cosa pública”, por que ese interés en cargarse la fuente de todo su orgullo profesional?.

En  respuesta a este gran misterio que nos desvela se me ocurren algunas opciones:
  • Sus padres y/o tutores (si, si las familias pudientes tiene tutores), no estaban muy seguros de que las capacidades de sus retoños fueran suficientes y les pagaron los preparadores necesarios para sacar un puesto en la administración por si las amistades influyentes no fueran suficiente.
  • A pesar de proceder en su gran mayoría de familias con grandes posibilidades económicas y buena posición social y aristocrática, estas no quería tenerlos haraganeando por casa dilapidando el patrimonio familiar y prefirieron que haraganearan por la administración pública dilapidando el patrimonio de todos.
  • Con una gran proyección de futuro y una clarividencia que ni Rappel, pensaron todos ellos y todas ellas que las amistades y pactos forjados en el seno de la administración pueden proporcionar más libre e informado acceso a los recursos públicos que todos las puestas de largo y las selectas bodas en los Jerónimos.

Los mismos populares que se estudiaron tochos infumables y memorizaron páginas enteras del código civil para acceder a un “puestecillo” público, son los mismos y mismas que una vez ganada la oposición no han ejercido como tales ni dos minutos.

Más bien al contrario han huido como alma que lleva el diablo hacia los brazos al parecer mejor remunerados de la política….eso sí, cobrando escrupulosamente sus trienios de antigüedad y no renunciando a la propiedad de una plaza que en la mayoría de los casos no ocuparían ni “jartos de hambre”. Véase el caso de la condesa-lideresa que pasó por para decir holayadios por la Secretaria de Estado de Turismo y se buscó rápidamente otro puestecillo con horario más flexible y obligaciones más bien difusas que le permiten hacer lo que le da la aristocrática gana. Véase también el caso de Mariano Rajoy, titular de una plaza en el Registro de la Propiedad de Santa Pola (Alicante) desde 1981, año que coincide con su nombramiento como diputado y en un sinfín más de puestos políticos por lo que en los últimos veinte años no ha podido registrar mucho. Desde entonces lleva cobrando beneficios al 50% con su directo sucesor en el puesto de registrador: un colega de estudios que él mismo colocó para que todo quedara en claro y transparente.
Por último dos peticiones:

  1. Peperos del mundo, refrenad vuestra venganza por las horas de estudio y el esfuerzo invertido en tener contento a papa y mamá y tened en cuenta que es de bien nacidos ser agradecidos. Salvemos entre todos la administración pública en la que tantos intereses personales tenéis y así quizá podamos salvar los demás el estado público en el que siempre hemos creído. 
  2. Cospedal, deja en paz a los interinos en Castilla la Mancha, que cualquier día despertarán y quizá tengan una gran idea y una mejor inclinación a la acción.